Cuando te invitan a una cena de gala, te asaltan muchas dudas antes de tomar una decisión: distancia, medios de transportes, situación de dependencia y muchas más. Sin embargo, cuando internamente miras la experiencia vivida en Sotogrande donde un Caballero como Jaime se planteó un reto por dar visibilidad a esta enfermedad que nos ha tocado, nadar 90 kilómetros entre Marbella y Sotogrande ida y vuelta, la decisión viene empujada por el agradecimiento. Solo acompañarle por la orilla en vehículos ya era cansado, así que intentar acompañarle unos instantes en el agua suponía algo para mí increíble y muy arriesgado.
El abrazo en la orilla del mar todavía lo llevo grabado en lo más profundo de mi alma y junto a éste, los abrazos de apoyo de su amigo, ya el mío, Karlos «el cocinilla». Todo lo vivido, fue super emocionante y más cuando consiguió el reto al día siguiente. Estos recuerdos, sumados a las ganas de conocer a otras personas afectadas que, igual que yo están pasando por una situación especial, me hizo decir que sí al viaje a Donostia. Me dejé aconsejar, hotel, rutas, paradas,…. Todo de calidad, excelente servicio y muchas sorpresas. Todo grato. También llevé conmigo algo de nuestra labor hacia la visibilidad de la ELA. Necesitamos conseguir recursos para la investigación y el tratamiento. Les regalé a cada uno de los afectados un calendario de los que había hecho Chema Blanco, el barbero del barrio de San Fernando. El mismo que nos pintó el pelo de verde al poco de crear la asociación. En la foto del calendario aparecen amigos muy solidarios y volcados con nuestra odisea. De ahí que les pidiera, al tiempo que se lo regalaba, que se hicieran una foto y que pusieran en ella, en un sitio visible, este calendario para 2018. Por supuesto, solo he llevado conmigo 10 unidades, pero han sido las mejores fotos del viaje, y las que recordaré con más cariño.
No me puedo olvidar de lo activo que he estado todo el día 18 de noviembre, no sólo en el tema de los calendarios, regalando trípticos de nuestra asociación a todos los participantes hasta el momento de la cena. Ha sido algo increíble.
Hemos estado en la mesa los cuatro «changaos» y nuestros acompañantes. Los sobrinos se fueron a la mesa donde estaban las chicas guapas, jeje… El gran Jaime Caballero que lideró toda la celebración, pasó un vídeo en el que casi me ha convertido en coprotagonista por aquello del famoso abrazo. Se lo agradezco. Digo casi, porque he visto y oído el vídeo con todos los sentidos, he apreciado las palabras de Karlos y de Patxi, las imágenes del evento marbellí con el gran respaldo de Paco Luzón y su familia y al final en varios momentos aparecía mi imagen, mis palabras de «tartaja» y las palabras de ellos aludiendo mi presencia. Así que no he podido huir ni un momento y, en los veintiséis minutos del vídeo me he visto retratado, arropado y querido. Y también mi propia familia, que me acompañó en todo momento, tanto en Burgos cuando contactamos con otros afectados de ELA como en Sotogrande durante la travesía de Jaime.
Sé que no les gusta escuchar la palabra gracias y a mí es la que más me sale de dentro, pero como dice Jaime, él tiene unos pilares muy grandes para acometer estas aventuras y la fuerza nos la contagia a todos los que participamos, de alguna manera. Energía y fuerza para seguir, como su asociación, siempre #adELAnte. Gracias Jaime. Un fuerte abrazo.