Finaliza julio (de 2017), un mes habitual de vacaciones, pero nosotros lo hemos utilizado para mudarnos de piso. Algo sencillo. Ayer en Jacinta, hoy en Alcaraz o, igual me equivoco, no es tan sencillo. Hemos conseguido hacerlo todo gracias al gran esfuerzo de Rosa y mío y, sobre todo, a los ayudantes de la familia que han dedicado un rato de sus vacaciones o fines de semana a hacer ejercicios musculares cargando sobre sus espaldas, gesto que les hemos agradecido. Ahora, cada día surgen cosas que hay que cambiar, reparar, mover, colocar, limpiar, revisar, donar, regalar, … y, aunque parece fácil nos damos cuenta que hemos acumulado muchas cosas a lo largo de una vida en común y, el apego que tenemos al pasado nos hace ser tesoreros de muchos objetos devaluados e inútiles. Sin embargo dudamos, porque los objetos son recuerdos. Los volvemos a guardar en una caja con una etiqueta que dice “revisar en el futuro”.
Ahí está una de las preguntas. ¿Futuro?, ¿eso qué es? Un tiempo que desconocemos y no tenemos agendado, por lo tanto, escondido a los ojos, pero ocupando un espacio en la mente. Algún día deberíamos etiquetar el futuro y ponerle un plazo. Si conseguimos eso con los objetos… Si nos saltara un aviso si no decidimos nada: donación, venta o basura serían las decisiones más lógicas.
Estoy cansado, sí. Aunque no lo aparento ni quiero dar pena, porque antepongo el hacer las cosas ahora a dejarlas desordenadas y sin control. Pero es cierto que el esfuerzo realizado ha sido muy grande, todo el material de una vivienda lo hemos transportado a dos viviendas, una en Cáceres para inquilinos desconocidos y otra en Badajoz para vivir nosotros. No sólo hay que mover las cosas, hay que atornillar, emparejar, colocar, mover y someter al gusto y opinión de muchos antes de dar por bueno lo realizado. Por eso me veo como el marido para todo: he descubierto que con las dos manos que tengo, llenas de dedos que cumplen las órdenes enviadas desde el cerebro, sin aparentar cansancio, soy bastante útil aún. Eficiente más que útil, porque he utilizado todos los recursos que tenía en casa anteponiendo las herramientas y materiales a las que puedan vender en Leroy Merlyn o parecidos. De ahí es de donde he sacado la conclusión de la eficiencia. Por ejemplo: colgar cuadros utilizando los agujeros existentes, aunque no coincidan con las medidas del cuadro; replantear la instalación eléctrica, disimulando los cables hasta límites insospechados y que las cosas funcionen; ordenar estanterías, aparentemente pequeñas, hasta dejarlas listas para la revisión de mi jefa.
Todo esto en vacaciones, sí, pero sin dejar de atender a los médicos y a las revisiones, a los ejercicios físicos, a la ingesta de medicinas, a los descansos programados, etc, etc… He descubierto que la vida pega muchos cambios, pero todo se puede sincronizar. Además, las personas que me acompañan en esta travesía han aprendido a cocinar recetas con gusto de las que el amigo Francisco Luzón, Paquito, ha fomentado y difundido.
Muchas gracias Marco.
Un abrazo.